Vale más prevenir que curar, reza un refrán popular…
Si hablamos de diabetes mellitus tipo 2 (DM 2) esta afirmación resulta más cierta que nunca. Esta enfermedad se ha convertido en un verdadero “problema mundial” afectando la calidad y expectativa de vida de los individuos que la padecen. Se estima que el 6 % de la población adulta del mundo (más de 230 millones de personas) es diabética y podría alcanzar una cifra superior a los 350 millones de diabéticos en los próximos 20 años si no hacemos algo al respecto. En Uruguay la situación no es diferente. Los últimos estudios que disponemos sobre prevalencia de esta enfermedad en nuestro país, muestran en adultos porcentajes similares de individuos afectados, aproximadamente un 6 %. Lo interesante y paradójico es que se trata de una enfermedad potencialmente prevenible. Existe fuerte evidencia que permite afirmar que actuando oportuna y adecuadamente es posible retrasar o evitar el desarrollo de DM 2 en individuos de riesgo.
¿Hiperinsulinemia o prediabetes?
El primer paso y quizás el más importante a la hora de prevenir el desarrollo de una enfermedad es identificar adecuadamente individuos en riesgo para padecerla. Lamentablemente en ocasiones los médicos utilizamos términos difíciles de entender o un lenguaje críptico que lejos de educar e informar, generan temor. Esto ocurre con demasiada frecuencia cuando hablamos de identificar personas en riesgo de desarrollar DM 2 (Diabetes Mellitus Tipo 2). Es posible que con esta intención su médico le haya referido con voz dura y solemne: “Sr. o Sra.: usted tiene hiperinsulinemia”. ¿Qué demonios es eso, es grave? En mi opinión no es un término feliz. Intentamos con poco éxito trasmitir conceptos que logren provocar cambios de hábitos inadecuados o generar conductas saludables y despertamos por el contrario miedo y confusión, que no son buenos consejeros. La comunicación al paciente tiene que ser necesariamente en un lenguaje accesible y entendible.
Prediabetes a mi juicio es un término más claro pues, transmite la idea de riesgo potencial. Resultaría, incluso hasta más eficaz decir: Sr. o Sra. “Ud. está gordo y muy sedentario, es necesario un cambio para evitar problemas futuros”.
¿Qué es la prediabetes?
Antes de que una persona manifieste DM2, casi siempre tiene durante mucho tiempo “pre-diabetes”, es decir, niveles de azúcar (glucosa) en la sangre mayores que los normales pero no lo suficientemente altos como para diagnosticar diabetes. Sin intervención es probable que se desarrolle la enfermedad en los próximos años. Como es una condición “silenciosa”, las personas con prediabetes no presentan síntomas, por lo tanto es importante reconocerla o diagnosticarla ya que es una oportunidad de prevenir la aparición de DM 2 y los problemas cardiovasculares asociados.
La causa que da origen a esta afección tiene que ver con los antecedentes familiares y con los hábitos de vida (sedentarismo y mala alimentación). La obesidad, especialmente el exceso de grasa en el abdomen predisponen al desarrollo de prediabetes y constituye a su vez el factor de riesgo modificable más importante para evitar la enfermedad. Ser obeso aumenta muchísimo la posibilidad de tener diabetes aun en personas sin antecedentes familiares de la enfermedad.
¿Cómo diagnosticarla?
Para detectar la pre-diabetes, se puede utilizar tanto la prueba de glucosa en el plasma en ayunas (valores mayores a 100 mg/dl pero menores de 126mg/dl) como la prueba oral de tolerancia a la glucosa (valores post carga mayores de 140 mg/dl pero menores de 200 mg/dl).
Si usted tiene sobrepeso y más de 45 años, debería realizarse la prueba de detección de prediabetes cuando realice el próximo control médico. En individuos adultos menores de 45 años con sobrepeso, es recomendable realizar la prueba si presenta otros factores de riesgo relacionados con la diabetes. Entre ellos: antecedentes familiares de diabetes, presión arterial elevada, nivel bajo de colesterol bueno (HDL colesterol), niveles altos de triglicéridos, antecedentes de diabetes gestacional o de dar a luz a un bebé de más 4 kilos de peso al nacer.
No es necesaria ninguna otra prueba. Los niveles de insulinemia (insulina en sangre) tan populares en la actualidad en nuestro país no agregan ningún beneficio al diagnóstico de riesgo y tienen, por otra parte, un sinnúmero de dificultades en su realización e interpretación, por lo que no sería adecuado ni siquiera pedirlos, mucho menos establecer algún diagnóstico o tomar medidas terapéuticas en base a ellos.
Buenas noticias
La identificación precoz de prediabetes puede tomarse como una oportunidad para mejorar su salud. La progresión de ésta a DM 2 no es inevitable Numerosos estudios han demostrado que su tratamiento temprano tiene el potencial de evitar o al menos retardar la aparición de DM2 y la enfermedad cardiovascular relacionada.
Si bien algunos medicamentos pueden colaborar en el objetivo de prevenir el desarrollo de DM 2 es fundamental realizar cambios en el estilo de vida. La reducción de un 5 a10 por ciento de peso corporal junto con alguna clase de actividad física moderada durante 30 minutos al menos 5 veces por semana son la base de la estrategia de prevención.